Cuánta importancia le damos hoy en día, en nuestra sociedad a la moda. La moda está presente en nuestro día a día casi de continuo, no sólo el traje, también la decoración, la comida, y un largo etc. El diseño, se diseña todo, desde una pastilla de jabón.
Mi maestro Juanjo Linares, investigador y un enamorado del traje popular, no dejéis de visitar su museo del Traje en Ordes, su ciudad natal, decía que la moda es cíclica. Y, por los años que llevo yo ya en la tierra vistiéndome, puedo asegurar que tienen razón. Quien no se ha deshecho de algún ropaje y luego se arrepiente, con el paso del tiempo, porque se vuelve a llevar.
Pues esto de la moda, del traje, es algo más que taparse o abrigarse. Tengo en mis manos un libro de Manuel Comba que contiene unas acuarelas maravillosas del traje regional de España.
Conocer y entender cómo fue la evolución del traje regional de los españoles, es una maravillosa forma de saber historia. Conocer la vida de los españoles de una manera más íntima, es decir, conocer su día a día, su sentir.
El traje regional forma parte de la fiesta, de la vida social, de la vida laboral, de la artesanía. En fin, un traje regional no es solamente tela.
Ahora con la globalización, todo se está unificando, tendemos a que la moda se universalice. Pero la comunicación era antes lenta, las noticias tardaban en llegar, los viajes eran largos, todo llevaba más tiempo. Pero también evolucionaba, se estaba en constantemente evolución. Los intercambios culturales se han facilitado en esta edad contemporánea y el industrialismo facilitó fabricar telas y trajes para llevarlos a todas partes.
Unificar ideas, vestimenta, conductas y actitudes, eso es lo que ocurre en este siglo. Por tanto, estudiar y conocer las características individuales de cada región más concretamente, nos dará una amplitud de miras, un mayor conocimiento de otras vivencias, una mayor comprensión de la vida y por tanto una libertad de pensamiento.
No debemos pasar por alto el saber un poco de historia, conocer los trajes populares, admirar esa artesanía, que vale su precio en oro y que no podemos comparar con esa industrialización y ese consumo en cadena. Porque como en el baile, debemos forjar nuestra propia personalidad, que no significa ir a contra corriente, pero sí tener la fuerza y el valor de ser uno mismo.
De igual modo que hoy en día, véanse los emoticonos y demás imágenes, la simbología era una forma maravillosa de comunicarse. Simbología también en el traje, dependiendo de “tu traje” así era tu estatus, tu oficio, tu estado civil, tu procedencia y un largo etc.
Por tanto, esos conocimientos que adquiramos del traje regional deben ser anteriores a esta globalización y a este “marketing” que se hace de la moda, también en lo regional., y que ha llegado en el siglo XX.
Como resumen, el traje regional tiene una gran significación, un gran contenido histórico, que conlleva una gran significación, valga la redundancia, sociológica, psicológica y artística. No somos individuales, vivimos en sociedad.
Una gran parte del contenido de esa sociedad se reflejaba en las vestimentas, símbolos, joyas, blasones, estandartes. Desde la austeridad de lutos y celebraciones religiosas a la alegría de los trajes de fiestas y celebraciones de danza, ronda y romerías. Los grupos sociales tenían su sello.
Y yo me paro a pensar, ¿cuál es mi sello?
Bien, ahí os dejo esa pregunta.