Este fin de semana he visitado la exposición en el Matadero de Madrid de Gustav Klimt. Esta “experiencia inmersiva” me ha hecho percibir y sentir la obra de este artista de una forma diferente. Las oportunidades que nos ofrecen los adelantos tecnológicos para experimentar de otra manera todo lo que nos rodea, nos dan la oportunidad de poder apreciar con mucho más detalle cualquier obra. La música formó, como en la danza, un protagonismo importantísimo a la hora de la creación de estas imágenes digitales. Vals de Tchaikovsky, Moferere y otras fueron las músicas que exaltan los videos que se proyectaron, mezcla de antiguo y actual.
Los artistas expresan sus sentimientos, su forma de ver la vida en sus obras. La vida tiene muchas etapas, más bien es una montaña rusa, y casi todos podemos identificarnos con esa montaña. Aparte de la preparación que el artista va adquiriendo con los años y sus estudios, un artista vive la vida y la siente de modo muy distinto a lo largo de su trayectoria artística.
La minuciosidad con la que he podido apreciar la obra de Gustav Klimt ha sido increíble, una experiencia alucinante. Siempre traslado a mi disciplina y derivo mis sensaciones a la posibilidad de hacer sentir la danza, de forma parecida al espectador.
Los adelantos tecnológicos nos ofrecen multitud de posibilidades. Desde poder acceder a cualquier tipo de música, poder escuchar a multitud de artistas, acceso a multitud de videos rápidamente, hoy en día casi todo está en internet. Podemos ampliar imágenes, ver al detalle cualquier cosa, ralentizar, acelerar, cambiar el color, la iluminación, combinar imágenes, un sinfín de posibilidades.
Para un profesional experimentar y llegar lejos en las distancias, es fácil, lo difícil es llegar al corazón, transmitir esas sensaciones que hacen vibrar y provocar en el espectador una reacción que no le deje indiferente. Hay mucho trabajo detrás de una buena creación. La incertidumbre de no saber si una obra u baile, un espectáculo, gustará, es un riesgo.
La danza también evoluciona, pero qué maravilla sería y es poder ver a los artistas de antes, con la tecnología de ahora, como a GK. Apreciar sus movimientos, sus creaciones, su vestuario, sería y es maravilloso.
Tengo videos y ensayos con algunos de mis maestros, Rocío Aragón, Juanjo Linares, Eloy y Ángel Pericet, Carmen Cubillo y algunos más. Son videos de una época en los que grabar no era tan fácil y retener las enseñanzas era una cuestión de memoria y práctica. Pero ahí los tengo, y ahora redescubro y recuerdo lo que aprendí entonces. Con Javier Buckenmeyer, mi compañero y productor en este proyecto tan maravilloso que tenemos en la actualidad, estamos creando muchas cosas, lo que si esperamos es llegar muy lejos y además a vuestros corazones.